El
tema de la libertad del hombre es algo preocupó al ser humano desde
el principio de los tiempos.
Ya
grandes pensadores como pudieran ser Aristóteles o Platón tocaban
este tema en sus profundas reflexiones.
Nos
dicen en cierto modo qué pensar y cuando, y eso coarta nuestra
creatividad por miedo muchas veces.
Cuando
nuestras ideas alcanzan “lugares” que no están prescritos, nos
auto-castigamos sino ya lo hace la sociedad antes contra nosotros.
Este
miedo se basa en el temor a la marginación y la exclusión social
por parte de la gente, por lo que se prefiere ser socialmente
aceptada y estar integrada aunque eso conlleve este tipo de
restricciones tanto en la creatividad como en otros ámbitos o
sectores.
Existen
personas que saben mucho pero que carecen de creatividad; sus
conocimientos se encuentran estacionados y metidos en
su cerebro pero no han aprendido a contemplarlos desde otras nuevas
perspectivas ni puntos de vista.
El
pensamiento del creador necesita un proyecto que despierte su curiosidad e interés
por encontrar nuevas ideas y elaborar conocimientos
y experiencias.
Exige
ensayar diferentes planteamientos, algunos de los cuales pueden
resultar inútiles lógicamente, ideas
sin sentido, tontas y sin sentido como aproximación al origen de las
ideas novedosas recurrentes.
Cuando
se adopta un planteamiento creativo se predispone a la mente a
aceptar el cambio y acceder
a
nuevas posibilidades, para realizar cosas nuevas y que al principio
dan miedo por ser nuevo o novedoso, pero desde siempre lo nuevo da miedo por el simple hecho del "que dirán".
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