La
imaginación está limitada por el conocimiento, o por el contrario,
el conocimiento limita la imaginación. Estas premisas desmitifican
totalmente los supuestos “alcances ilimitados” de la imaginación
como productora de las ideas creativas.
Para
referirse a la imaginación los expertos hablan casi siempre de dos
tipos:
Pasiva:
es aquella que recupera ideas ya percibidas como recuerdos por
algunos de nuestros sentidos.
Activa:
aquella que consiste en la recreación de algún suceso
no conectados con la experiencia pasada o presente, puede decirse
que és la imaginación propiamente dicha.
Las
personas con mucha imaginación activa destacan en sus actividades
por sus cualidades por encima de la media.
La imaginación
nos acompaña totalmente en nuestra vida rutinaria ya sea de una
manera consciente o inconsciente.
Podemos poner un ejemplo como que
cuando leemos el periódico y nos encontramos una noticia sin foto
inmediatamente realizamos un retrato mental de los protagonistas, a
quienes nunca vimos, al igual que cuando leemos un libro que también
sucede exactamente lo mismo y despues cuando hacen una película de
ese libro,etc, mucha gente le choca tanto la imagen como la voz
porque ya tienen una asociada a ella aún asi la gente normalmente y
casi todo el mundo lo hace para recrear la escena en imágenes y así
comprenderla mucho mejor.
Muchas
veces, la imaginación nos puede juegar malas pasadas y puede llegar
a crear expectativas erroneas del futuro y desilusionarnos bastante.
Si
te hablan de una persona a la que no conoces, te la imaginas de una
manera que puede no coincidir para nada con la realidad misma ni por
lo más absoluto.
El ejemplo más claro son los libros, a
través de los cuales todo el mundo volamos y creamos personajes en
nuestra cabeza.
Resumiendo
podemos decir que las personas generamos una gran
cantidad de imágenes y sonidos, ya sean experiencias pasadas o
futuras.